Dentro de los inversionistas se tiene la creencia que los ladrillos pesan más que los papeles a la hora de invertir en activos inmobiliarios, pero la realidad dista de dicha percepción.

 

Para los inversionistas, la comercialización continua de activos y buscar alternativas de mayor rendimiento no siempre son características que encuentran en los bienes raíces, pues este segmento se percibe como un refugio, una operación segura y de largo plazo.

Sin embargo, la consultora INMSA considera que pese a la “certeza” que ofrecen las propiedades, ante sus condiciones de refugio, hay oportunidades en el mercado para generar un mayor dinamismo de las inversiones inmobiliarias.

Silvina Capellino, ejecutiva de cuenta de INMSA, explicó que uno de los retos de las inversiones financieras rápidas es no siempre tener resultados favorables debido a la alta rotación de activos, pero en el caso del sector inmobiliario incluso se ve como una inversión permanente.

“La inversión en propiedades suele verse como algo más estático, como si los ladrillos pesan más que los papeles a la hora de tomar decisiones inteligentes y operarlas con eficacia y rapidez”, explicó la directiva.

Por ello, para la especialista, con el fin de lograr retornos rápidos y comercialización de activos, se necesita adquirir bienes hasta 30% debajo del valor de mercado y tener liquidez para aprovechar oportunidades derivadas de eventos como subastas, liquidaciones o remates, pero al mismo tiempo tener la disponibilidad de vender cuando comience el ciclo a la baja.

La ventaja de los tiempos

Para la especialista, aunque tradicionalmente se ha considerado que la ubicación es el principal factor que influye en las operaciones inmobiliarias, al igual que en otro tipo de activos, el momento del ciclo de inversiones es lo que debe determinar si se hace o no la compra o venta de activos.

“Se aprecia tanto una locación que se termina creyendo que hay que permanecer en ella por siempre”, dijo Silvina Capellino.

“Un inversionista no debe mirar si la propiedad o su ubicación le gustan para disfrutar del bien. Si se trata de una inversión, no debe imaginarse viviendo allí, debe entender si ostenta un fuerte potencial de recuperación de valor o no”.

Así, para la especialista debe tomarse en cuenta que el caso de los activos inmobiliarios, los ciclos de incremento de la plusvalía pude durar un periodo de cerca de cinco años y no vuelven a repetirse hasta finalizar el ciclo de decrementos, pérdidas y demás bajas.

¿El largo plazo beneficia el rendimiento?

Para la especialista, tradicionalmente los bienes inmobiliarios se han percibido como un refugio para las inversiones, en especial en periodos de turbulencia económica.

Sin embargo, explicó, a largo plazo solo será posible cubrirse de efectos inflacionarios.

“Según estudios de Estados Unidos de JP Morgan, las propiedades residenciales se apreciaron un 3.1% anual en los últimos 100 años, mientras que la inflación media en el mismo periodo fue de 3% anual, con lo cual, la apreciación real fue apenas 0.10% anual”, detalló Silvina Capellino.

Otro de los mitos, según la especialista, que se consideran en las inversiones inmobiliarias es que los activos siempre tendrán una tendencia de crecimiento de plusvalía, un tema que ejemplos a nivel internacional han demostrado lo contrario.

“Argentina es un claro ejemplo: desde el 2010 a la fecha pasaron 12 años y no ha existido prácticamente apreciación de los inmuebles, inclusive en algunos casos los valores son menores”, recordó la especialista.

Otro tema que repercute sobre la velocidad de las operaciones inmobiliarias es el costo de las comisiones, pero para la especialista, este tema puede atenderse con la adquisición de bienes a menor precio del mercado.

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Fuente: El Economista México