Una mayor cantidad de unidades destinadas a ese negocio. Es histórico, cada vez que el dólar se dispara y las operaciones inmobiliarias de venta se enfrían, la gente se vuelve más reticente a comprar o vender y destina los inmuebles a alquilar. Respecto a los precios, Enrique Abatti, Presidente de la Cámara de Propietarios de la República Argentina afirma que los impondrá el mercado, según los destinos. «Para las viviendas, siempre que no se sancionen leyes de emergencia, que a la larga perjudican al locatario, la oferta y la demanda impondrán el precio, más allá de los índices inflacionarios», explica.

Iván Ginevra, director GNV Group agrega que, no se están haciendo operaciones por lo que no hay precios de referencia. «Hay que tener en cuenta que una gran parte de los contratos cerrados hace más de un año ya vienen desfasados respecto a la inflación, por lo que se espera que se actualicen pero permanecerán por debajo de la inflación de los últimos años», aclara. Por otra parte, el riesgo a la morosidad generará que los propietarios , ante el riesgo de tener el departamento vacío, flexibilicen sus condiciones y estén más abiertos a negociar. Por ejemplo, tendrán una mayor tolerancia con respecto a los plazos de pago por parte de los inquilinos. También se darán casos en los que el ingreso familiar se reducirá y muchas familias optarán por mudarse a departamentos más chicos dentro del mismo barrio. «Una vez liberado el aislamiento obligatorio, se incrementará la demanda de unidades de uno y dos ambientes», adelanta Ginevra. Respecto al negocio, nadie espera que aumente el rinde que deja el negocio de alquiler. 

«Van a caer los rendimientos en dólares sobre todo para quienes mantengan los valores en pesos de los contratos», aclara Silvina Capellino, directora de Inmsa Real Estate. Actualmente, la rentabilidad anual bruta promedio, en dólares, de un departamento de dos ambientes está en sus mínimos históricos (es del 2,42%) y la expectativa es que la inflación continúe afectando al negocio, sobre todo teniendo en cuenta la posibilidad de que el Gobierno extienda la vigencia del DNU que congeló los valores de los contratos y habilitó las renovaciones automáticas hasta el 30 de septiembre. Sin embargo, los inversores reconocen al ladrillo como refugio de valor.

Una encuesta de Reporte Inmobiliario demostró que, si bien el 78,1% de los encuestados no está conforme con la renta, sólo el 41,9% de ellos estaría dispuesto a vender esos activos. ¿Por qué se quedan en los ladrillos? «Son rentas que pueden resultar bajas comparadas con sus valores históricos pero los inversores no deciden con ese dato sino con las rentas de oportunidad, y en un mundo en donde el dinero está virtualmente regalado el ladrillo es una alternativa interesante, además de que no es un papel sino un activo real», responde Gustavo Llambías, socio de la desarrolladora RED Real Estate. Se espera que suba la demanda de las unidades chicas.

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Fuente: LA NACIÓN